EDITORIAL
LA REFORMA POLICIAL NO IMPEDIRÁ.- La reforma policial, a pesar del gran esfuerzo y buenas intenciones de las honorables altas instancias de la nación, no impedirá que a la institución del orden público, ingresen muchos desgraciados jóvenes de la sociedad, dispuestos a servirle de soporte a bandas delincuenciales, dedicadas a cometer grandes robos y asaltos, porque entre la mayoría de estos, existe la falsa idea de a la menor oportunidad, hacerse ricos de la noche a la mañana, realidad a la que no escapan los que ingresan a la Policía Nacional; no impedirá que inescrupulosas "personalidades", se dediquen a colaborar con el micro tráfico, el narco tráfico y el lavado de activos, ya que el crimen organizado, funciona por encima de quien sea y para eso necesita mover y mantener sus tentáculos en sitios claves, no únicamente en nuestro país, sino a nivel global, con el agravante de que a los corruptos, aún corriendo el riesgo de ser descubiertos y sometidos a la justicia y que su integridad moral y la de sus familiares, quede destruida, nada les importa, porque lo único que les interesa es que les devuelvan sus villas y propiedades monstruosas y se les liberen sus cuentas bancarias cuando salen de las cárceles nacionales o extranjeras, los pocos casos en que son juzgados y condenados; no impedirá los enfrentamientos entre bandas delincuenciales en los barrios de "mala muerte", víctimas de los cuales, no sé porqué, tienen que caer muertos o heridos, indefensos niños, casos que se repiten frecuentemente, no obstante el empeño policial para que esas cosas dejen de pasar; no impedirá robos y asaltos, porque al bandido drogado del bajo mundo, nada le importa, y le da igual caer preso que caer muerto, a fin de adquirir el dinero de saciar sus vicios; no impedirá los llamados feminicidios, víctimas de los cuales pierden la vida cientos de mujeres cada año, sin contar a los hombres que tras cometer los hechos, se suicidan, y como son cientos los casos, imaginemos cuantos niños quedan huérfanos a expensas del infortunio, producto de ese mal de nuestra sociedad machista; no impedirá que ciudadanos violadores de las leyes, se nieguen al arresto al ser sorprendidos en flagrante, donde tengan los policías que utilizar el uso proporcional de la fuerza, para su arresto, sin que los infractores aleguen atropello policial; no impedirá que cuando un agente policial, en legítimo deber, tenga que encañonar a un individuo que se niega a abrir los oscuros cristales de su lujoso vehículo, muchas veces transitando sin placa ni documentos, éste se querelle en su contra, aduciendo amenaza de muerte y que su vida corrió peligro, porque el sistema judicial lo permite; no impedirá que multitudes de los barrios, en defensa de sus delincuentes favoritos, agredan a tiros y pedradas a las patrullas, cuando por algún hecho que lo amerite, tengan que actuar al respecto; no impedirá que sean fabricados grandes artefactos musicales denominados "quitipon", ni que se le coloquen a vehículos, equipos de música que muchas veces tienen más valor que el propio carro o yipeta y cuando las patrullas acuden a petición ciudadana porque no soportan el bullicio, tengan la difícil tarea de lidiar con elementos muchas veces de la "alta sociedad", drogados y alcoholizados, para incautar unos equipos de sonido que la ley no prohíbe que se fabriquen, sólo que se regule el volumen, pero que por su potencia, es imposible bajarle el mismo a niveles aceptables, y ni hablar de los colmados y colmadones; no impedirá el "padrineo" o tráfico de influencia, ni que cuando una patrulla le aplique la ley a un poderoso, los integrantes de la misma sean sancionados, trasladados o cancelados; no impedirá que los delincuentes con repetidos antecedentes criminales, sean fácilmente descargados en los tribunales, al extremo de que muchas veces nos encontramos con que es cometido un espantoso hecho de sangre y cuando es apresado el responsable, resulta que tiene un rosario de fichas o antecedentes delincuenciales y a pesar de todo, andaba suelto; no impedirá que se altere el pudor y la decencia en autopistas y carreteras, donde los viajeros simplemente se desmontan de sus vehículos y exhiben sus genitales al orinar, sin importar ser vistos; tampoco impedirá, que padres permisivos e irresponsables, no vigilen a sus hijos menores de edad, a quienes se les permite ingerir alcohol y drogas y el ingreso a bares y discotecas, etcétera.